Como ya os conté un a vez, aún me cuesta un poco hacer autorretratos sola en exterior (pero lo intento).
En este caso no era porque me da miedo cruzarme con alguien cuando estoy en una postura rara sola delante de una cámara en mitad de la calle, pero más bien por el sitio: un gran hotel abandonado. Como mi novio es tan maravilloso y comprensivo con mi trabajo, se vino conmigo y ayer hicimos una pequeña expedición de reconocimiento. No entramos dentro del edificio porque no pensaba aún hacer fotografías ayer, solo quería ver el entorno y las posibilidades fotográficas... Y me encanto! Será seguramente una de mi próxima salida foto.
Pero dándole la vuelta al edificio, nos encontramos con la piscina por detrás, y no me pude resistir en hacer algunas fotografías. Aquí tenéis mis primeras fotos, pero espero que hayan más dentro de poco...
Y para empezar la semana, os dejo con una de mi canción preferida de cuando era adolescente de Björk y que me parece que va muy bien con el ambiente de esta pisicina.
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